Yo escribía juegos
mientras jugaba
a las princesas
moras
que buscaban tesoros
de lámparas
maravillosas.
Y llamaba
al genio
para que me concediera
deseos.
Pero debajo
de la tierra
no habían guías
ni luz
sino desilusiones
e inquietud.
Sin embargo…
me resistía
a abandonar
mis fantasías
y por eso las escribía.
Yo escribía juegos
viajando por países remotos,
escenarios fabulosos
llenos de leyendas,
grandiosas selvas,
imponentes montañas,
desiertos llenos
de abundante agua,
porque yo era maga
y sabía invocar
la lluvia con mi canto.
Tal era mi imaginación
que yo creía en ella
y sentada
en mi sillón
o acostada en mi cama
anhelaba
aquellos itinerarios
que nunca recorrería
y
por eso los escribía.
Yo escribía juegos
que daban mucho miedo,
dibujaba monstruos,
pintaba esqueletos
y fantasmas
que producían
estremecimientos
y brujas que reían.
Y vampiros
que acudían
a la
alcoba
para chupar
sangre
como amantes
secretos…
Pero
la realidad
se imponía
a las espeluznantes
historias
que nunca sucederían,
y por eso las escribía.
Son los juegos
que escribí
los que me hicieron
ser así...
© Pilar Lou Martin
© Pilar Lou Martin
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