Caerá la lluvia
por tu rostro
cansado
de tanta melancolía.
Regueros de insensatez
mojarán el sol
de tu camino.
Aunque todo sea
un desatino.
Una incomprensión
arropará
los intelectos felices.
Pero tu desgarro
está curtido
de cicatrices
y aún podrá
almacenar
más lágrimas
de esa lluvia
cruel.
Maldita la lluvia
malditos los pesares
malditos los lugares
donde no puedes
bailar.
Eres sombra sin luz
cuando tu tortura
te avasalla
cuando tu corazón
no calla
cuando se marcha
la calma
cuando
los malos pensamientos
se apropian
de tu razón.
Caerá la lluvia
absurda
inconcebible
e imprevisible.
Y resbalará
por tus ojos
salpicando
de barro incierto
tu mirada amable
y te hará sentir
culpable.
Por qué te haces amiga
de lo que te asombra
de lo que te incomoda
de lo que conviertes
en montañas reales
aunque sólo sean
fantasmas inconsistentes
que crea tu mente.
Caerá la lluvia
sobre tu lenta faz
que inmóvil
en tus tardes
de dudas
anularán
ese bonito soplo
de felicidad.
Quizás…
sean tus palabras
de poeta
incoherente
las que la lluvia
masoquista
invente.
© Pilar Lou Martin
© Pilar Lou Martin
